Hace dos días pudimos ver en la red la desagradable noticia de cómo un coche con una familia dentro -supuestamente- mataba a un motorista en una concentración en NY. Según la fuente de información que mirases, al motorista no le había pasado nada, o se había muerto, o estaba en coma. También habían distintas versiones sobre quien había empezado el problema que había acabado con motos por el suelo, al menos un motero herido (o en coma o muerto) y un padre de familia golpeado (o apaleado) por otros moteros que habían estado en la concentración.
Este vídeo que os adjunto aquí es el primero que vi por Internet.
Ayer, mientras comía, puse las noticias y escuché una que me dejó congelada. Un señor se había parado en una carretera por lo que parecía ser un perro atropellado y para retirarlo de la vía. Al acercarse se dio cuenta que era una mujer a la que los otros vehículos le habían pasado por encima pensando que era un animal muerto.
¿Cómo puede ser que golpees (como es el caso de la moto) o atropelles a alguien y salgas corriendo? Al parecer el señor que golpeó al motorista entró en pánico e intentó huir para que los moteros no le hiciesen daño ni a él ni a su familia (su mujer y un bebé de 5 meses). ¿De verdad? ¿Tan salvajes somos los moteros cómo para hacer daño a un bebé o a unos padres de familia por un accidente?
¿Y en el caso de la mujer? ¿cómo puede ser que se atropelle a alguien y se la deje allí?
En carretera, muchas veces me he encontrado intentando adelantar a un coche y que éste acelere para que, o bien no pueda, o bien lo tenga mucho más difícil. No sé qué pasa por sus cabezas cuando la moto tiene que aumentar la velocidad en el carril contrario y prestar más atención a él (el cafre del coche) que al que pueda aparecer de frente. Pero sin duda, son personas que buscan que se produzcan estas situaciones.
Los conductores de los coches vais protegidos, pero nosotros, los ciclistas o las personas que están caminando por la vía, no. Una chulería, una vacilada, un despiste o cualquier fallo de cálculos puede acabar fácilmente en auténtica desgracia para nosotros.
Así que os pido desde aquí, que aunque a veces podamos hacer un poco el tonto (o mucho), tengáis cuidado con nosotros y nos ayudéis a llegar a casa sanos y salvos. También nos espera nuestra familia.
