Copilotos y distracciones

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(Aviso a navegantes: este post habla de publicidad, distracciones y motos, NO de política. Lo aclaro porque el ejemplo inicial es el toro de Osborne y cuando ya tenía terminado el post he comprobado que esta valla publicitaria tiene en algunos foros connotaciones políticas. En este post no las tiene y si lo he elegido como ejemplo es porque se trata de la única valla publicitaria que recuerdo de todas las que he visto en mi vida. Las demás se me han ido borrando, así que a mi modo de ver ésta es la más efectiva)

El toro de Osborne es una enorme silueta de un toro de lidia, de aproximadamente 14 metros de altura, concebida originalmente como una gran valla publicitaria de carretera para promocionar el brandy de Jerez Veterano del Grupo Osborne. La silueta fue creada por Azor Publicidad en el año 1956 y dos años después empezó su distribución a lo largo de la geografía española, de forma general junto a carreteras y sobre cerros. Un cambio en la Ley General de Carreteras en 1988 obligaba a retirar la publicidad de las inmediaciones de las vías para evitar distracciones al volante, mientras que la publicación del Reglamento General de Carreteras de 1994 obligaba a retirar todas las vallas del toro.

Copilotos y distraccionesActualmente, el artículo 24 de la Ley de Carreteras establece que “fuera de los tramos urbanos de las carreteras estatales queda prohibido realizar publicidad en cualquier lugar visible desde la zona de dominio público de la carretera, sin que esta prohibición dé en ningún caso derecho a indemnización”. Hay que puntualizar que, sin embargo, las ordenanzas municipales que rigen la instalación de publicidad no prohíben expresamente su uso en carreteras aunque sí hablan de compatibilizar la norma municipal con la estatal. El Ministerio de Fomento realiza además una interpretación restrictiva de esta norma en aras de preservar la seguridad vial, de modo que sólo admite la instalación de vallas publicitarias en suelos expresamente calificados como urbanos, y no admite la ubicación de esas mismas vallas publicitarias en suelos calificados como urbanizables y visibles desde la zona de dominio público de la carretera (de todos modos y para los puristas en cuanto a legislación, la nueva redacción de la Ley del Suelo de 2008 abriría la posibilidad de instalar vallas en terreno calificado como urbanizable y sí cercano a carreteras y autovías. Estos detalles, aunque no tengan que ver expresamente con el tema que tratamos, los incluyo a modo de información general y para no dejar cabos sueltos por simplificar).

Las vallas publicitarias siempre han estado en el punto de mira de la seguridad vial porque suponen, según los expertos, más una distracción para quienes circulan por la vía que otra cosa. Sin embargo, no son la única distracción a la que nos podemos ver sometidos cuando nos movemos por las carreteras de nuestro país (y de otros tantos que aprovechan el enorme escaparate que es una vía por la que pasan como poco cientos de coches al día). Usar el teléfono móvil, el navegador, comer, fumar… son también distracciones contra las que la Dirección General de Tráfico y el Gobierno ponen todas las medidas a su alcance. A juzgar por la última campaña que he visto en los luminosos de las carreteras catalanas, a las posibles causas de despiste que conocíamos hasta ahora se le ha sumado una más.

En mi último viaje a Barcelona, me llamó la atención un cartel luminoso en las autopistas que reza lo siguiente “Copilot, no permetis distraccions”. Traducido viene a decirnos a los copilotos que no permitamos distracciones de nuestro piloto y podría entenderse también como una especie de advertencia para que no seamos nosotros quienes, sin querer en la mayoría de los casos, seamos la causa de la distracción que pueda llevarnos a un accidente. Como campaña no es que esté mal: cualquier precaución al volante es poca y hay veces en las que vamos hablando, o preguntamos, o queremos dar indicaciones a quien lleva los mandos de la moto y no nos damos cuenta de que quizá lo único que estamos haciendo es concentrar una atención que debería estar puesta en la carretera.

Sin embargo, lo que yo me pregunté cuando vi el cartel fue ¿hasta qué punto los copilotos resultamos una distracción? ¿De verdad distraemos tanto? Eso por un lado. Por el otro está el tema de la responsabilidad cuando viajamos en moto, que hemos tratado en más de un post y desde diferentes puntos de vista. Me refiero a sobre quién recae la responsabilidad de una distracción (entendiendo que ésta no sea provocada expresamente por el copiloto, claro, en cuyo caso no habría lugar al debate). En otros post, la respuesta mayoritaria que dabais (sobre todo los pilotos) es que quien conduce es el responsable y por lo tanto quien conduce decide. La campaña anima sin embargo al acompañante a asumir parte de esa responsabilidad, en lo que a distracciones se refiere: tanto evitando provocarlas como evitando que lleguen por otras vías.

A vosotros ¿qué os parece? A los pilotos: ¿Qué tal toleráis que os sugieran que no os distraigáis (con lo que sea) mientras conducís? Y a los copilotos: ¿Soléis vigilar este tipo de cosas? ¿Os lo pensáis dos veces antes de interaccionar con quien conduce para no despistar su atención de la carretera? ¿Qué os parece la campaña de la que hablamos?

Nos leemos en dos semanas.

Ráfagas traseras.

Mujeres Moteras