Todos sabemos que los moteros tenemos mala fama. De hecho, creo que tenemos distinta fama los moteros de las moteras, pero eso será el tema de otro día.
Tenemos fama de ser imprudentes, de cometer infinidad de infracciones e incluso de conducción temeraria.
Los fines de semana se hacen despliegues policiales para nosotros y bajo el supuesto estandarte de velar por nuestra seguridad te encuentras patrullas escondidas detrás de cualquier matorral para fotografiarnos al paso.
Pero… ¿y en las ciudades? ¿Nos paran por nuestra seguridad? O porque nos quieren multar…
¿Ha hecho la crisis que cambien los objetivos policiales?
¿Nos multan porque cometemos infracciones? O… ¿nos multan porque necesitan recaudar?
Siempre he pensado que pese a tener un fuerte poder recaudatorio las multas eran consecuencias de infracciones. Ahora ya no opino lo mismo. Ahora el interés es recaudar y tengo la prueba de ello.
Hace unos días cogí la moto para desplazarme por ciudad. En mi trayecto pasaba por una calle en la que se suele poner con cierta frecuencia un SEAT altea con dos guardia urbanos y su amigo el radar. Obviamente se suelen poner discretamente detrás de los contenedores o en la esquinita, pero si paras un poco de atención se les ve.
Ese día iba pensando… a estas horas… ¿estarán? Así que si habitualmente paso a 50km/h ese día pasé más despacio de lo normal. En realidad, cuando me percaté de su presencia miré mi cuentakilómetros y vi un 38km/h así que me permití el lujo de mirarlos fijamente.
Dos calles más abajo 5 guardias urbanos (entiendo que como somos delincuentes en potencia necesitan mucho refuerzo) me pararon. ¡¡Y aquí empieza la caza de brujas!!
Agente: Buenas tardes. Pare el motor, por favor.
Yo: si…
Agente: quítese el casco, por favor.
Yo: si… ¿Qué pasa?
Agente: ¿Sabe usted que le ha saltado un radar?
Yo: ¿cómo? Imposible.
Agente: si. Un radar que hay dos calles…
Yo: si si, un SEAT altea negro que tenéis detrás de los contenedores de dos calles más arriba con dos guardias dentro. Ya lo he visto.
Agente: pues iba usted…
Yo: imposible. Compruébelo bien.
Agente: a ver un momento (se gira y consulta con la radio). Disculpe, me informan que no ha saltado la fotografía pero que iba a velocidad superior.
Yo: iba a 38km/h así que es imposible –le repito- que me saltase ningún radar.
Agente: a ver un momento (consulta nuevamente con la radio). Me informan que si ha pasado despacio pero que usted iba muy rápido y ha frenado bruscamente cuando los ha visto y que eso ha hecho que el coche de detrás tuviese que frenar bruscamente también.
Yo: ¿Qué? ¿Qué coche? Si llevaba un taxi detrás que se ha parado en el semáforo anterior. No llevaba a nadie detrás. ¿Qué me estás contando? ¡Si me habéis visto bajar sola por la calle!
Agente: Bien, pues déme los papeles que la moto podría ser robada y tenemos que realizar las comprobaciones.
¡Mi carcajada fue monumental! Le di todos los papeles, comprobó que iba perfectamente en regla y se acabó el asunto. Luego nos permitimos el lujo de charlar un poco y comentar la caza de brujas que habían iniciado.
Quizás sea por ser una mujer con una moto preciosa la que me permitió decirles de manera contundente (aunque con una afable sonrisa) que me habían intentado multar descaradamente. Qué si no fuese porque sabía que podían estar y que había mirado el cuentakilómetros al pasar quizás se hubiesen llevado un dinerito injustamente.
Que pararnos y mirar los papeles para cerciorarse que cada moto pertenece a su conductor me parece bien porque nos roban mucho, pero que pretender colarme una multa por velocidad por ir a 38km/h…. era digno de publicar.
Por si aquellos que me pararon leen estas líneas hoy les mando un saludo motero. Espero que si nos volvemos a cruzar por la misma calle no me intentéis tomar el pelo porque aun siendo motera no soy ninguna temeraria.
Al resto, os recomiendo precaución extrema con la policía. Quizás sea algo puntual pero… por si acaso, yo recomiendo mucho cuidado al ir en moto que tenemos las multas a la vuelta de la esquina.
