La expresión “echar de menos” viene del portugués “achar menos” y significa notar la falta de alguien o algo o tener sentimiento y pena por la falta de alguien o algo. La forma castellana de esta locución verbal transitiva que se documenta a partir del siglo XIII es echar menos, pero en el siglo XVIII se convirtió en echar de menos. Según Corominas, ese cambio se debe probablemente a la influencia de construcciones como echar de ver, aunque faltan referencias claras en textos de la época para corroborarlo con total certeza.
Durante las larguísimas cuatro semanas que me ha tenido fuera de juego una bonita bronconeumonía resultado de no curar bien una gripe (y motivo de mi prolongada ausencia en Mujeres Moteras y del parón en nuestras Ráfagas traseras), una de las cosas que más he echado de menos junto con mi libertad y capacidad de salir a la calle (nueve días seguidos sin pisarla, he estado) ha sido pasear en moto. Nos pasa a todos, copilotos incluídos. Cuando las motos son tu pasión, estar unos días sin tocarla te crea un síndrome de abstinencia interesante.
Afortunadamente, cuando la semana pasada volví a subirme al asiento trasero de la moto de mi amigo Carlos, que es con quien suelo ir en moto últimamente (sobre todo por placer), él también me dijo que el asiento trasero de su Burgman me había echado de menos. Me hizo gracia, sobre todo porque cuando hablo con amantes de las motos como Carlos suelen decirme que prefieren viajar solos, de manera que no me esperaba que el piloto echara de menos al pasajero, más allá de la amistad que nos une y todo eso.
“Pues sí” me dijo. “Ya me he acostumbrado a ir con alguien en nuestras rutas de por las tardes y estos días que no has venido parecía que me faltaba algo. Que yo también voy muy bien solo ¿eh? Y le doy más gas pero… Que he echado de menos ir con alguien”. Con lo de dar más gas nos echamos a reír porque es cierto: siempre que vamos por ahí me dice que si no fuera conmigo ya estaría acelerando a muerte, pero que así prefiere ir con un poco más de calma. Sorprendida como estaba, cuando llegué a casa pregunté a algunos amigos si echan de menos al pasajero cuando no llevan a nadie.
Mi amiga Diana me dijo que depende. Que cuando se mueve por ciudad no, porque sola va mucho más cómoda y porque a no ser que lleve a su chica, viajar con alguien supone estar llevando a alguien a algún sitio o haciendo un favor en general, cosa que le pone nerviosa y prefiere ir sola. Sin embargo, cuando sale a carretera la cosa cambia. “Antes de hacer viajecillos con pasajero me daba igual y al principio no lo echaba de menos. Pero con el tiempo sí, porque aunque la moto me siga gustando más llevarla cuando voy sola… Pues es otra cosa. Echo de menos a mis pasajeros habituales”.
El matiz de los pasajeros habituales me lo hicieron también mis amigos Marcos y Juan. Este último me dijo además que sólo echa de menos a su novia cuando no viaja con él, pero no llevar pasajero en sí. Finalmente, cuatro amigos más (tres hombres y una mujer) me aseguraron que no echan de menos viajar con pasajero cuando no lo llevan, ya sea amigo, pareja, familiar o cualquier otra persona. Prefieren moverse solos en moto y cuando no tienen que llevar a nadie, tan felices.
Y ahora os toca a vosotros. ¿Echáis de menos llevar pasajero cuando viajáis solos? Si siempre lleváis copiloto ¿echáis de menos ir solos? ¿Depende de a quién llevéis en el asiento de atrás o de si os gusta o no viajar en compañía? Y a las Ráfagas traseras… ¿Las habéis echado de menos? Espero que sí.
Nos leemos en dos semanas.
Ráfagas traseras.
