Memorias de una moto

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Memorias de una moto

Parece que hoy hace un buen día y además debe de ser festivo, yo es que esas cosas desde mi sótano no las controlo, pero hay indicios que me hacen sospechar que es así, de buena mañana la movida es distinta de los demás días, los moteros vestidos de incógnito aparecen con un semblante relajado, sonrientes, alegres incluso….. y de pronto aparece ella: el paso firme, casco en mano,  trencitas en el pelo, posa su mirada azul sobre mí, me rodea, me quita una mota, observa mis llantas, pone su manita sobre el retrovisor derecho luego sobre el izquierdo.

Por la cara de General pasando revista que presenta: la inspección ha sido satisfactoria. Se calza los guantes, me introduce la llave y brrrrr, brrrrrr, brrrr, así estamos un ratito se conoce que el arrancarme de golpe puede ser perjudicial para mí y me pueden suceder las siete pestes, mientras, se ajusta la chupa cala el casco y cual oficial de caballería de un saltito me monta se acopla a mí y suavemente va dando gas para salvar la rampa que nos llevará al edén, a la felicidad completa, al cielo, al paraíso, a la mismísima gloria, resumiendo al paseo motero festivo.

Una vez reunida la grey motera en un punto concreto de la ciudad, no establecido por su belleza, tipismo o frondosidad sino por otros factores más prosaicos,  nos va bien a todos,  podemos chafardearnos con disimulo, hay que ver que siempre llega tarde el mismo, bueno vámonos que se hacen las tantas, se  inicia la esperada romería que suele consistir en una ración generosa de curvas, virajes, piruetas, rascada bigotera y un almuerzo copioso para reponer fuerzas, hablar de nosotras hasta resultar cansinos, mirar de reojo las mejoras de las compañeras, ponérseles los dientes largos y verdes de envidia si  alguien  estrena cacharra o luce pegatina molona una vez cumplidas las expectativas resta el regreso a casita a descansar y hasta la próxima moterada.

Memorias de una moto

Una vez depositada en mi hangar mi ama me mira conmiserativamente, triste la mirada, adusto el ademán….. Me he ensuciado, estoy polvorienta y hasta se me ha pegado un poquito de barro en la parte de posterior… uf que marrón.

No obstante reacciona la jabata y rauda como una centella cambia de registro  y con el ímpetu que la caracteriza empuña decidida un aerosol, agarra un trapo, frota con brío  y en un plis-plas  vuelvo a estar como nueva, inmaculada, brillante, resplandeciente, preciosa Complacida con el resultado me dedica una última y tierna mirada y majestuosa se encamina rampa arriba a colgar las diecisiete mil  trece fotos y un video con que recordar la memorable jornada.

Sospecho que una vez en su cubil, despojada de los arreos moteros, colgadas en el youtube las proezas del día, se debe derrumbar en su sofá y con sonrisa beatífica, procede a descansar de la excursión soñando conmigo y con futuras  aventuras llenas de dificultosas y apasionantes  curvas.

Susi.

Mujeres Moteras