Según los datos de la encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y situaciones de Dependencia (del año 2008), realizada por el Instituto Nacional de Estadística, más de un millón de españoles tienen algún tipo de discapacidad visual. Cuando hablamos de viajar en moto una de las buenas sensaciones que más repetimos y tenemos en cuenta los copilotos es que podemos disfrutar del paisaje el doble que en un coche, ya que estamos mucho más en contacto con lo que nos rodea al no encontrarnos dentro de ningún habitáculo y además tenemos más libertad de maniobra para fotografiar o grabar la ruta que en un coche. Hace unos meses y escribiendo sobre otro tema, se me vino una pregunta a la cabeza. Si uno de los sentidos que más valoramos los copilotos cuando viajamos en moto es el de la vista (hasta el punto de que exista un casco que te aparte de delante la visión del piloto)… ¿cómo viven la pasión por las motos los copilotos con discapacidad visual?
Buscando a personas ciegas amantes de las motos que quisieran contarnos su experiencia, encontré a Silvia, estudiante de fisioterapia y canaria (de Las Palmas) de 26 años, apasionada de las motos desde que tiene uso de razón (o incluso desde antes). Silvia respondió amablemente a nuestro llamamiento desde Mujeres Moteras y nos cuenta en primera persona cómo vive el mundo de la moto alguien ciego de nacimiento, como es su caso. “Las motos me gustan desde pequeña” asegura Silvia. “Cuando puedo, suelo ir con familiares que tienen o con algún amigo. En Las Palmas hay varios clubs de moteros y mi intención es inscribirme en alguno y hacer las excursiones con ellos los fines de semana, pero como no tengo piloto fijo no me he comprometido todavía con ninguno. Si conozco a alguien que quiera también ir los domingos de excursión con la moto, le propondré que se apunte conmigo. Pero de momento nada (sonríe)”. Os dejo con la entrevista que le hice al respecto, en la que explica muy bien cómo son las sensaciones que vive una persona ciega encima de una moto.
— ¿Desde cuándo te gustan las motos y desde cuándo viajas en ellas?
— Uy. Yo creo que las motos me gustan desde siempre. Cuando era pequeña y escuchaba el motor de una moto que se acercaba me paraba a escucharla hasta que pasaba por mi lado. La primera vez que monté en una fue con ocho años.
— ¿Recuerdas cómo fue la primera vez que te subiste a una moto?
— Sí. Era la moto de un vecino. Vivimos en un portal que está al fondo de un pasillo largo. Una vez coincidimos llegando a casa y como sabía de mi locura por las motos me preguntó si quería subirme. Sin pensármelo le respondí que sí. Fue nada, solo el pasillo hasta llegar a nuestro portal, apenas unos metros. Pero para mí fue la confirmación de que efectivamente, las motos me encantan.
— ¿Qué sentiste?
— Esa primera vez sentí muchísima emoción.
— ¿Qué sientes ahora?
— Ahora me gusta ir en moto porque me gusta la sensación de libertad, me gusta sentir como roza el aire el cuerpo, el ruido de la moto.
— ¿Alguna vez has sentido miedo a caerte o te has sentido desubicada o desprotegida por no ver lo que pasa?
— Ciertamente alguna vez he tenido temor a caerme. No porque me haya pasado nada concreto, pero se oyen muchas noticias de accidentes de moteros y me da un poco de cosilla. Pero de momento puede más la pasión por las motos que el miedo de ir en ella. Pero no tiene nada que ver con ser ciega. Eso no me da más inseguridad, ni hace que me sienta más desprotegida.
— Para el piloto ¿es diferente llevar un copiloto ciego que uno que sí puede ver? (me refiero por ejemplo a momentos de frenazos inesperados, curvas cerradas… cuando el copiloto ve puede anticiparlas. Cuando no ve… ¿es mejor que te avise el piloto? Te lo pregunto desde el desconocimiento absoluto, así que espero no molestarte con la pregunta)
— No te preocupes. Todas las preguntas que se te ocurran son buenas. Bueno, en mi caso me avisan en pocas ocasiones. Por ejemplo cuando entramos en un tramo en el que hay que acelerar mucho, pido que me avisen para ir preparada. Normalmente voy agarrada al piloto para prevenir situaciones en las que tenga que frenar de forma brusca o cosas así. Manteniendo el contacto con él en todo momento, no he tenido nunca ningún problema.
— Cuando viajas en moto pero no ves ¿es necesario llevar alguna protección o sujeción especial (por lo mismo que te decía arriba de frenazos o maniobras inesperadas que no puedas anticipar por no ver la carretera)?
— Pues no sé si será lo recomendado o no, pero yo llevo la misma protección que lleva una persona que va de copiloto en moto. El casco nunca falta, por supuesto. Y cuando he podido alguna protección más he llevado también.
— ¿Cómo se disfruta de la sensación de ir en moto sin ver el paisaje? ¿En qué te fijas tú?
— Pues yo oigo los ruidos, tanto de la moto como del tráfico en general. También me gusta mucho sentir el movimiento que hace la moto: las curvas, las cuestas de subida y bajada, las paradas, cuando acelera y frena… la sensación de sentir el aire en mi cuerpo…
Después de la entrevista con Silvia, me quedé con las ganas de saber qué se siente al viajar en moto sin ver lo que pasa a tu alrededor, así que hice un pequeño experimento. Viajé en moto por ciudad y por carretera durante una hora con los ojos vendados. He de decir que fue una sensación muy extraña y que sé que realmente no es lo mismo que puede sentir una persona ciega porque para empezar yo no tengo su misma percepción espacial y para seguir, tampoco estaba acostumbrada a no ver, de manera que quizá se parezca más al primer día en moto de una persona con discapacidad visual que a su día a día normal, pero bueno, la experiencia ha sido interesante y os la cuento en el video.
Y vosotros ¿habéis llevado alguna vez a un copiloto ciego? ¿Cómo ha sido la experiencia? Si sois personas con discapacidad visual ¿nos contáis vuestras sensaciones? ¿Se parecen a las de Silvia? Nos leemos en dos semanas.
Ráfagas traseras
