El otro día quedé con una amiga y un amigo para salir en moto. Habíamos quedado en un punto de Barcelona. Cuando llegué me subí a la acera y un niño empezó a gritarle a su madre: ¡Mira mama que moto! ¡¡Mira que grande!! La madre se giró y dijo, ¡¡eh!! Qué bonita. En ese momento me quité el caso y la madre exclamó, ¡¡Mira!! Aunque parezca que no pueda ser, ¡¡¡es una chica!!!
Por lo visto, aún cuesta pensar que nosotras podamos llevar las motos tal y como lo hacen los hombres. Pero la verdad es que no he visto a ninguno llevándola a cuestas, así que estamos igual de capacitadas que ellos para conducirlas, pilotarlas y llevarlas hasta la primera línea de parrilla.
Quizás tengamos menos apoyos económicos. Quizás nuestra estructura física sea más débil (de entrada) que la de los hombres. Quizás seamos menos las que luchamos por permanecer en este mundo. Pero conseguiremos los apoyos, entrenaremos más duro que ninguno y no nos cansaremos nunca de luchar hasta lograr nuestros sueños.
Tal es nuestro empeño, que la Federación Internacional de Motociclismo (FIM) está apostando por nosotras. Está empezando a tenernos en cuenta, a ver que lo hacemos, y que lo hacemos bien.
La semana pasada os hablaba del problema con el que se encuentra Ana Carrasco y por desgracia muchas otras pilotos. Tienen el talento, tienen la fuerza y la energía, pero no tienen el dinero para seguir. Y cuando algún equipo las ficha, no siempre lo hace con la intención de promocionar a la piloto como tal, sino que alberga fines que rinden más al marketing puntual de tener a una mujer entre sus filas, que a tener a un piloto de futuro.
Quizás sea porque es ahora cuando parece que el mundo del motociclismo pone su atención en la mujer, que los equipos intentan mejorar su visibilidad de cualquier manera. Pero estoy segura que en cuanto dejen el marketing a un lado y se centren en las pilotos, cambiarán las cosas. Nuestras chicas tendrán sus espónsores y ellos tendrán a fantásticas pilotos de futuro.
El mundo de la moto está cambiando…
