Hace unas semanas comentamos que cuando salimos en moto, muchas veces vamos concentrados en las curvas y otras vamos disfrutando del paisaje, pensando en nuestras cosas y tranquilos.
Hoy he visto este video en youtube que me ha impactado y me ha hecho reflexionar.
Cuando vamos por una carretera conocida, de esas que podríamos dibujar en un papel de memoria, ¿nos pasamos de la rosca?
Hay una carretera en Montserrat que ha sido re-asfaltada hace poco. Entre risas comentamos unos amigos que solo faltaban los pianos y las gradas a los lados para parecer un circuito. Obviamente una carretera recién asfaltada –y con buen asfalto- da mucha más seguridad que cualquier otra y así deberían estar todas. Pero, ¿acaso eso nos induce a tomar mayores riesgos?
Muchos moteros siempre vamos por debajo de nuestras posibilidades, para tener un cierto margen de seguridad, que nos permita tener mayores opciones de reacción ante un imprevisto. Frenamos antes de lo que podríamos frenar y esperamos a ver el final de la curva para acelerar. Pero no siempre es así. Muchas veces nos confiamos y damos por supuesto que la carretera estará en perfecto estado, que controlamos, que somos los mejores o que a nosotros no nos puede pasar nada.
Vamos de campeones y de reyes de la carretera, sin darnos cuenta que para eso están los circuitos de velocidad. Allí es donde uno puede llevarse al límite sin pensar en nada más que en correr o en ser el mejor.
La carretera no permite errores, o eso interpreto yo de este vídeo.
¿Qué interpretáis vosotros?
