Pañuelo en el cuello, de cuero tus ropas,
los guantes te ajustas, recoges tu pelo,
tu imagen motera refleja el espejo,
subes cremalleras, te calas tus botas.
Los pies hacia el frente, la espalda enhiesta,
engranas primera, dejas la apatía.
Buscas las eses, no más autovías
describes las curvas, engulles las rectas.
Aprietas el puño sentada en tu asiento;
perfume de octanos que atrás vas dejando.
Las ruedas chirrían, rugen derrapando,
quemas asfalto, ya cortas el viento.
Cilindros en uve, cilindros opuestos,
bielas que bajan, bujías con chispa.
Saludo con largas lejos de la pista,
el faro encendido y devuelves el gesto.
Embrague apretado y metes segunda,
kilómetros faltan hasta tu destino,
te paras y haces alto en el camino:
pitón en la rueda y el casco en su funda.
La vida la entiendes de otra manera,
tu espíritu es libre y anhela el asfalto,
deslizas tu máquina sobre ese manto,
tu alma cabalga a lomos de dos ruedas.
