Romina y Cancerbero

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CancerberoMe llamo Romina y soy de Buenos Aires. Tengo 40 años y menos de uno como motera.

Las motos siempre me parecieron hermosas pero nunca se me ocurrió manejar una, les tenía miedo por esto de que “tu cuerpo es la carrocería”, pero a fines del año pasado, harta de las penurias de viajar a diario en un caótico transporte público para llegar al trabajo, se me clavó en la cabeza la idea de aprender a andar en moto y comprarme una para aliviar los traslados y las broncas.

A mi entonces novio no le gustaba la idea (prefería mil veces un auto) pero igual me apoyó y alentó a cumplir mi objetivo, así que tomé unas clases, me saqué la licencia en enero de este año y en la misma semana me compre una Honda XR125, decidí que es “nene” y lo llamé Cancerbero. No pregunten por qué, siempre me atrajo esa bestia y decía que si algún día tenía un perro le pondría ese nombre, pero soy más de los gatos (tengo 2) así que me di el gusto de ponerle el nombre a mi cachorro gigante. Es un poco alto para mí, lo que me hizo tener unas cuantas caídas torpes, pero super ágil para maniobrar en el denso tránsito de la ciudad y pasar como si nada por encima de los cráteres lunares que inundan las calles gracias a su excelente amortiguación y relativamente poco peso.

El primer foro al que me anoté es predominantemente de hombres, no porque nos discriminen sino porque en general las mujeres no se suman a estos grupos, salvo por unas pocas excepciones. Paralelamente entraba en crisis la pareja, crisis que por suerte sólo duró un par de semanas y se resolvió muy bien… mediante la separación a comienzos de junio.

Yo me acercaba cada vez más a las rutas y él cada vez más a una mocosita, así que la decisión fue fácil para ambos, mas no sin cruces bastante feos al final. La ruta y Cancerbero se hicieron mis mejores amigos y, quizás terapeutas también, porque debo admitir que el fulano “duelo” no duró nada y en un par de semanas me sentía mucho más liviana de cargas, feliz, y disfrutaba mi nueva independencia como nunca antes. Era era evidente que, a pesar de que nunca me asfixió mi ex, algo andaba mal entre nosotros, nos estábamos distanciando, y este acercamiento a las motos, sin saberlo, era también la búsqueda de una vía de escape para mí.

CancerberoHoy, a menos de un año de manejar, ¡siento que la libertad que me da mi cachorrón no se compara con nada! Cualquier lugar de la ciudad y alrededores me queda cerca. Con los amigos de este foro empecé a conocer las rutas y autopistas, y los hermosos pueblos que rodean a Buenos Aires, pasamos sábados espectaculares compartiendo rutas, caminos de tierra, asados y temas de motos.

¡Cuántas cosas me perdía por cómoda y por no tener un vehículo para recorrer y conocer! Ya confieso que los 125cc me quedan chicos, estoy ahorrando para comprarme algo más potente en un tiempo.

Me encantaría conocer a más mujeres que compartan esta pasión, cada vez somos más y eso me encanta.

Romina.

Mujeres Moteras