Hace unos años tuve un accidente con un coche, que me mantuvo en el hospital una temporadita. El coche hizo una imprudencia y yo reaccioné como pude. El resultado fue empotrarme contra él y romperme varios huesos.
Hoy, años después y con muchos más kilómetros y cursos formativos a la espalda, estoy segura que ese accidente lo podría haber evitado si hubiese reaccionado de manera distinta.
¿Somos conscientes de cómo conducimos?
Infinidad de veces he oído… “yo no necesito un curso”… “yo ya se ir rápido”… “a mi poco me van a enseñar”… pero la verdad es que mucho nos queda por aprender. Y no creo (es mi opinión) que debamos aprender a correr más, sino que debemos aprender a reaccionar, a salvar situaciones con las que nos podemos encontrar y a actuar en casos de extrema emergencia.
¿Sabemos qué hacer cuando vemos que nos vamos a salir de la pista?
¿Sabemos qué hacer cuando algo se cruza en nuestra trayectoria?
¿Sabemos luchar contra nuestra naturaleza de fijar la vista en aquello contra lo que no queremos chocar?
Son preguntas que quizás a algunos les parezcan absurdas pero que, cuando te las encuentras, te das cuenta que quizás no sabes tanto como pensabas.
¿Cuántas situaciones de las que se ven en el vídeo hubieses salvado? ¿Todas? ¿Ninguna? ¿Alguna?
El exceso de confianza es uno de nuestros peores enemigos. Nunca sabemos lo suficiente (aunque a veces creamos que sí) y nunca somos lo suficientemente buenos como para protegernos de todos los imprevistos.
La formación es la herramienta que te ayudará a ser mejor.
