Por aquellas cosas del destino cuando organizamos una salida con más de un mes de antelación aparece el fantasma de la lluvia. Desde el miércoles muchos de los asistentes me enviabais mensajes, emails y watsapps con la alerta de lluvias.
Cuanto más se acercaba el momento más nervios tenía. En mi cabeza había un lío espectacular!! Pensaba: “si anulo una salida con más de 100 personas el restaurante puede alucinar. ¿Qué van a hacer con los 35 pollos a la brasa, los 20 churrascos y todo lo demás que había encargado para los 104 asistentes?“
¡Lo fácil sería si llovía antes de empezar! Porque como con lluvia no se sale no hay nada ni que pensar, ni que decidir. Pero… ¿y si parecía que podía aguantar? No sería la primera vez que había una muy mala previsión del tiempo y al final ni una gota.
Se miraron los partes meteorológicos en todas partes. E incluso tuvimos el apoyo de una compañera de pasión que desde Sort nos enviaba la predicción del tiempo. Al final llegamos a una conclusión clara… Saldríamos de casa secos y llegaríamos allí mojados!
La noche del sábado mientras llovía en Barcelona en mi cabeza sonaba… “¡Ay madre! Ya verás tú mañana la que se lía con tanta moto y la lluvia”. Todos los que venían de fuera estaban sobre aviso para que no salieran de sus casas sin confirmar que salíamos.
A las 6.30h de la mañana mis ojos se abrieron como platos y me levanté de un salto a mirar por la ventana. ¡Vale! Aquí todo despejado. A ver los partes en Sort. Lluvia, lluvia, lluvia y más lluvia. A llegar a Tremp nos empezaría a llover hasta el final. Sería una ruta de valientes porque nos íbamos a mojar.
El tiempo aguantó hasta llegar al pie del puerto de montaña. Para prevenir habíamos decidido tirar recto por el coll del cantó que es más fácil que la ruta que habíamos planificado en un principio. Allí empezó una tenue lluvia que ya hizo retroceder a algunos moteros que por neumáticos o por aversión a la lluvia decidieron que no merecía la pena el reto. El resto empezamos a subir el puerto. A más altura más lluvia, más niebla y mucho más frío. Mi sensación era de ser Frodo Bolsón que llevaba a todos a Mordor. Curiosamente al llegar a Sort había salido el sol y empezamos a entrar en calor.
Al final, 78 valientes disfrutamos de la comida y compartimos experiencias.
La vuelta fue mucho más divertida. Ya en grupos más pequeños disfrutamos de una tarde de curvas soleada.
Al llegar a casa y saber que todos estaban en las suyas sanos y salvos fue como si me quitasen una mochila de 30 kilos.
Quiero agradecer a todos los que me habéis ayudado en la ruta. Al guía y mecánico Cristian que se encargó de llevar la cabeza del grupo. A nuestro otro Cristian que se encargó que los que íbamos más rezagados no nos perdiésemos y a los que voluntariamente estabais pendientes de que todos siguiésemos la ruta. Gracias, porque sin vosotros sería imposible!
Agradezco a todos los que habéis venido por el compañerismo que habéis mostrado y a los que no habéis podido venir, la próxima no faltéis.
¡¡A todas las moteras que llegasteis al final mi enhorabuena!! Porque la ruta fue complicada y lo hicisteis genial. Sois valientes y grandísimas moteras.
Espero poder compartir muchas más experiencias con vosotr@s (a ser posible, sin lluvia).
<<Todos los que habéis grabado en vídeo poneros en contacto conmigo. En los próximos días os pasaremos las fotos>>
