Soy adicta a las motos

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Soy adicta a las motos. ¡No lo puedo evitar!

¿Pero eso nos afecta? ¿Cómo conducimos en carretera?

Todos, absolutamente todos, sabemos lo peligrosa que es la carretera. Un fallo nuestro, un error o un despiste de otro, un imprevisto en la carretera puede llevarnos a una caída con gravísimas consecuencias. Sin necesidad de ir a más de lo que marca la vía podemos sufrir el peor de los destinos.

Pero cuando nos subimos a la moto, ¿seguimos siendo conscientes de este riesgo? o la emoción nos puede y nos olvidamos.

El otro día veía un programa de ciencia comentaban la diferencia entre las personas que practican deportes de riesgo y aventura y las que no. Las primeras tenían mayores niveles de adrenalina y dopamina que las segundas. La dopamina es la que vulgarmente conocemos como la hormona de la felicidad. Ya lo hemos hablado en otros posts, es como una droga.

Esa sensación de felicidad y emoción que sentimos cada vez que frenamos fuerte antes de entrar en una curva y nos inclinamos para trazar. Cuando damos gas y vemos cómo los cavallos de potencia de nuestras máquinas actúan. En más de una ocasión hemos hablado de si es dopamina, serotonina o adrenalina lo que sentimos. En el fondo da igual, el caso es que nos engancha y nos vuelve adictos hasta el punto que en el momento en que estamos inmersos en esa euforia hormonal no somos realmente conscientes de los riesgos.

Casi todas los moteros y moteras que he conocido y que han sufrido (por desgracia) una caída con daño, se dejan llevar menos por la emoción y se guardan ese poquito de control para los imprevistos. Nunca van al límite en carretera y siempre mantienen la prudencia del que sabe que en cualquier momento el destino puede jugar una mala pasada.

También he visto a muchos que van al límite sin importarles en absoluto nada más que ser el más rápido y el mejor. Que se ponen nerviosos cuando van detrás de un coche que va despacio o que no pueden aguantarse de adelantar en cualquier lugar donde tengan algo de visibilidad. A estos les recomiendo control y mesura para poder seguir disfrutando de todas las emociones de las motos durante tooooda su vida.

Porque no hay mejor adicción que la de las motos ni mejor sensación que la de navegar por el asfalto con máquinas de dos ruedas.

Mujeres Moteras