Una Triumph Thunderbird (por José Juan Ramos)

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Una Triumph Thunderbird (por José Juan Ramos)

Mi novio hizo lo imposible para convencerme de que me sacara el carnet de motos de gran cilindrada.

Cuando lo conocí tenía a medias una Triumph Thunderbird heredada de su abuelo que conservaba hacía años en su garaje y que poco a poco fue reparando a medida que podía pagar las piezas, era un manitas y un experto en mecánica, le apasionaba el mundo del motor. Era un hombre enérgico con el que se podía hablar de todo, aunque su tema preferido eran las motos, podía considerarse una enciclopedia andante, conocía todos y cada uno de los modelos más antiguos hasta los más modernos, incluso cuando era un adolescente y sus padres no le dejaban tener una, usó los ahorros de sus pagas para transformar su bicicleta en una pequeña motocicleta de pocos caballos soldándole las piezas necesarias. Su padre asombrado por la capacidad de su hijo con la mecánica le consiguió trabajo en el taller de un amigo.

Me encanta cuando llega a casa oliendo a aceite, su tez morena y manchada de grasa con la sonrisa siempre en la cara. El es con quien únicamente me siento segura en una moto, incluso a pesar de ese respeto que les tengo, siento un cosquilleo en la barriga cuando vamos por pista y acelera, me encanta escuchar el ruido del escape y sentir la explosión de los cambios de marcha.

Su sueño era hacer la ruta 66 conmigo, jamás y nunca la había hecho y ya hacía un año que había arreglado su motocicleta, yo siempre le ponía el pretexto de que no teníamos suficiente dinero para permitirnos comprar otra, pero la realidad era que me daban mucho respeto, soy algo canija y un bicho de tales dimensiones intimida a cualquiera.

No sé por qué razón estaba empeñado en hacerla conmigo y jamás se fue con sus compañeros de viaje, incluso me cabreaba con él por no querer ir, dado que ya empezaba a sentirme culpable.

Desgraciadamente falleció mientras dormía por culpa de un derrame cerebral, se me fue todo con él, absolutamente todo.

Ha pasado un año desde entonces, y aquí estoy en las vastas llanuras de Texas encima de una clásica Triumph Thunderbird con la chaqueta de mi amor puesta, mis gafas de sol que tanto le gustaba verme y la brisa en la cara que siempre me comentó mientras ruge el motor, ruge mi corazón y voy hacia donde el sol se pone.

Mujeres Moteras