Cuando descubres que te ha picado el virus del motociclismo

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Antes de cumplir los 13 años no sabía ni que me gustaban las motos. No sabía ni lo que era el motociclismo. Vivía en Barcelona y en un pueblecito del Montseny los fines de semana y vacaciones. Mi máxima pasión eran los caballos y disfrutar de la montaña.

Pero el destino me llevó a pasar los fines de semana en una urbanización donde los chicos y chicas que allí vivían iban en ciclomotores a todas partes mientras yo iba andando.

Quizás fue la necesidad o quizás fue algo que ya corría por mis venas que empecé a enamorarme de ellos. Cada vez que alguno de mis amigos pasaba por mi calle, reconocía quién era sólo por el sonido de la moto.

Las encontraba simplemente maravillosas.

En aquella época eran todo Derbi Variant, alguna Honda NSR 125cc y por supuesto los Vespinos. Ahora los vemos y pensamos que son hierrecitos viejos, pasados de moda y bastante feos, pero en aquella época eran increíbles y todos soñábamos con tener uno.

Mi primera experiencia fue con el Vespino rojo de una amiga. Acostumbrada a la bicicleta, solo me costó un rato hacerme al él. Fue el  principio del fin. Llegué a casa loca de emoción e inicié una batalla hogareña para lograr que mi padre, al final, sucumbiese a mi presión y me comprara mi primera moto. Una Derbi Variant Box de color verde turquesa (odié desde el primer día que fuese el modelo Box…).

Eran otros tiempos. No llevábamos casco, no usábamos seguro y no poníamos ni tan solo matrícula a nuestras motos. Total, eran para movernos por la urbanización. A lo sumo íbamos a la urbanización de al lado a ver a los vecinos. Incluso para trayectos cortos, hoy en día, es impensable ir sin seguro ya que aparte de ilegal es peligroso. Además, buscar un seguro para moto en buscadores como Arpem es fácil y rápido. También en el motociclismo de competición la seguridad era mucho menos importante.

La actualidad…

Hoy en día jóvenes y no tan jóvenes optan por los ciclomotores y scooters para moverse por ciudad. Son casi una necesidad para muchos; Son más baratos, son económicos de mantenimiento y por supuesto son infinitamente más rápidos para desplazarse que cualquier otro vehículo o transporte público.

Por la cabeza ya no se nos pasa el ir sin casco y por supuesto tampoco sin seguro, sin embargo, si nuestra scooter o nuestro ciclomotor sólo se va a mover por ciudad, no es necesario que busquemos el seguro de moto con más coberturas del planeta sino uno que nos proteja, nos cubra ante cualquier accidente y que nos de la asistencia mecánica suficiente en nuestro radio de acción.

En estos casos, una muy buena opción es encontrar el mejor seguro de ciclomotor buscando en Internet y comparando entre aseguradoras, lo que nos permitirá encontrar las mejores opciones en precio en solo unos instantes. Podremos valorarlas y tomar la decisión sin que un comercial (que son muy hábiles…) nos convenza de lo que él quiere vender.

El mundo cambia y el motociclismo también. Lo que hace unos años era un lujo, tener un ciclomotor o un scooter para moverte por el pueblo, hoy es una necesidad y un hábito que nos permite ajustar nuestros costes diarios y optimizar nuestro tiempo.