Cuando dos gigantes del automovilismo deciden unir fuerzas, el mundo se detiene a mirar. Y esta vez, los protagonistas son Honda y Nissan, dos colosos japoneses que han decidido dejar a un lado su rivalidad histórica para enfrentarse juntos a los retos de un mercado cada vez más competitivo. La noticia de su posible fusión (y del acuerdo que ya existe para hacerlo efectivo) no solo impacta al sector automotriz, sino que también podría traer cambios en el mundo de las motos, un terreno donde Honda lleva la batuta.
Nissan y Honda: la unión que nadie esperaba
La crisis global ha golpeado fuerte, incluso a las empresas más consolidadas. Mientras Honda sigue siendo un referente en motos y coches, Nissan no lo está pasando tan bien por culpa de su enfoque en la electrificación. No sé podía saber (guiño guiño).
Su incursión temprana en el mundo de los coches eléctricos, aunque visionaria, no ha sido suficiente para evitar problemas financieros. Por eso, esta alianza se perfila como un salvavidas que podría cambiar las reglas del juego.
La fusión de Honda y Nissan, junto con Mitsubishi Motors (que también podría sumarse al combo), formaría el tercer grupo automotriz más grande del mundo, con más de 7 millones de vehículos vendidos al año.
Si Honda se fusiona con Nissan, la relación dentro de la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi podría complicarse significativamente. Renault, que actualmente tiene un 43% de participación en Nissan y un rol predominante en la alianza, podría ver su influencia reducida, generando tensiones sobre la toma de decisiones estratégicas.
Además, habría conflictos potenciales por el solapamiento de tecnologías y productos, especialmente en vehículos eléctricos. Aunque la incorporación de Honda podría fortalecer al grupo con nuevas sinergias y mercados, también existe el riesgo de que Renault decida distanciarse o incluso salir de la alianza si no percibe beneficios claros de esta nueva configuración.
Pero, ¿qué pasa con las motos de Honda en medio de este terremoto empresarial?
La tecnología eléctrica como puente entre las marcas
Honda es un peso pesado en el mundo de las dos ruedas, y su compromiso con la innovación es incuestionable. Mientras tanto, Nissan ha avanzado mucho en tecnología eléctrica para coches. Esta experiencia podría complementarse de manera interesante con el desarrollo de motos eléctricas por parte de Honda.
Por ejemplo, las baterías y sistemas eléctricos de Nissan podrían potenciar los futuros modelos de motos de Honda. Imagina motos eléctricas con autonomía ampliada y sistemas más eficientes gracias a esta colaboración. Aun así, los expertos y los medios japoneses aseguran que el negocio de motos de Honda seguirá siendo independiente en su mayoría, dado que representa una de las divisiones más rentables de la compañía. Y es que, las motos generan casi la mitad de las ganancias operativas de Honda.
¿Una moto de Nissan? No es tan descabellado
Aunque Nissan no fabrica motos actualmente, su colaboración con Silence, un fabricante español de motos eléctricas, demuestra que tienen interés en el sector. De hecho, la Silence S01, distribuida por Nissan en Europa, es una moto eléctrica con prestaciones muy decentes y con batería extraíble. Tiene una velocidad máxima de 100 km/h y una autonomía de 133 km.
Esto abre la posibilidad de que Nissan pueda lanzar su propia línea de motos, quizá bajo acuerdos OEM (fabricación de equipos originales) con Honda. Ahora bien, las motos eléctricas tampoco es que se estén vendiendo mucho.
La caída en la rentabilidad de aquellas marcas que decidieron dar un giro de 180º en sus productos, es solo la punta del iceberg de lo que está por venir. La solución más que pasarse a hacer motos, pasa por una reindustrialización hacia aquello que se vende y demanda por parte de los clientes.
La fusión también trae preguntas. Si bien Honda podría beneficiarse de la tecnología eléctrica de Nissan, también existe el riesgo de que los problemas financieros de Nissan afecten las operaciones más saludables de Honda. Algunos analistas temen que los beneficios de las motos de Honda terminen subsidiando las pérdidas de Nissan, lo que podría ralentizar la innovación en este segmento.
Por otro lado, la colaboración podría llevar a una mayor estandarización de componentes y tecnologías, algo que beneficiaría tanto a motos como a coches. También podría facilitar la entrada de ambas marcas a nuevos mercados, sobre todo en el sector eléctrico, donde la competencia es feroz.